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DOCTORADO EN EDUCACIÓN

El Adulto Mayor en la Sociedad

Por Carmen Betancourt
Msc. en Ciencias de la Educación

La vejez es la edad de la vida cuyo comienzo se inicia a los 60 años, es un período en el que se debería gozar de los logros personales y contemplarse los frutos del trabajo personal, siendo útiles para las generaciones venideras.

Sin embargo, cuando un adulto mayor alcanza la etapa de la jubilación, se presentan situaciones como: que ha alcanzado la vejez y que ya no es útil a la comunidad y se sienten relegados de la sociedad competitiva en la que se desenvuelve.

Esta situación conlleva a que parte del imaginario social y colectivo, circula una gran cantidad de ideas y errores acerca del envejecer y la vejez; funcionando como mitos y prejuicios y perjudicando de esta manera al buen envejecer.

Estos prejuicios están incorporados en la mentalidad de la gente, estas ideas no surgen azarosamente, sino que son producto del tipo de sociedad a la que pertenecemos, una sociedad asentada sobre la productividad y el consumo, y donde la importancia de los recursos está puesta en los jóvenes y en los adultos que pertenecen a la vida productiva, la sociedad valora todo aquello que sea productivo, por lo que considera que las personas mayores no aportan nada, por el contrario, representan una carga para la sociedad, por lo que se hace una valoración negativa y poco respetuosa de las personas mayores.

A diferencia de lo que muchos creen, la mayoría de las personas adultas mayores, conservan un grado importante de sus capacidades, tanto físicas como mentales, cognitivas y psíquicas.

Ser mayor no es estar retirado; es por el contrario, una forma diferente de participación que es indispensable para nuestro propio crecimiento y el de nuestros hijos, es darle el valor que realmente se merecen como: ser abuelos, ser la experiencia, la sabiduría y la tradición.

Los adultos mayores cumplen una función importante en la sociedad, debido a que son la continuidad y transmisión de tradición familiares. Llegar a la vejez es de gran valor, es de gran significación, alcance e importancia para todos los momentos históricos. Es por ello que son merecedores de amor incondicional y es el desafío que hoy nos anima en construir una sociedad de todas las generaciones, donde adultos mayores y jóvenes, tengan igual cabida. Sería un desperdicio y despilfarro prescindir de las personas mayores que son un capital humano más necesario para ayudar a enrumbar a los jóvenes y que estos puedan desarrollarse y realizarse como personas en el mundo que les tocará vivir.

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